viernes, 28 de agosto de 2009

Hemisferios


Hay momentos en los que el hemisferio izquierdo se te desconecta, y entonces pensás en no quedarte con las ganas, y ahí viene la reacción en cadena.
Y traicionás lo que bajo otras circunstancias tu racionalidad hubiese defendido con uñas y dientes aunque te auto definiste muy volátil, te acordás?
Pero yo te creo.
Y ese es uno de mis grandes defectos, o el peor? Tal vez sí, porque ese duele y no puedo correr a mami y decirle “me duele”.Porque cuando creces esas cosas ya no se hacen. o tal vez, porque las curitas con dibujitos ya no sirven, porque sangra, pero por dentro, y ya no sirven.
Pero vuelvo porque la nena de los patines, la que vive detrás del muro grita “otra opor-tu-ni-daaaaa-ad! Otra opor-tu ni-daaaa-ad!” Y vos sabés, con ella no puedo...
Y soy como esa gente que va al casino y cuando una mesa los llama juegan todas sus fichas a un solo número, incluso sabiendo que van a perder.
Y le doy a la gente el mayor crédito y después veo si hay que restarle puntos o no. Hay una sola ficha que no juego; esa la aposté una vez, la ruleta giró... y parece que no era mi día de suerte.
Pero yo te creo e inmerso en el hormigón dijiste no borrarte y sobre un bolso prometiste mantener la señal.
Y ella te creyó asomada por un cuadradito. Pero la distancia te cambia.
En algún lugar leí que la distancia también es relativa, que está en el corazón, y creo que es así.
Pero la distancia te cambia. Y volves a tu normalidad. Y la distancia te desaparece. La nena en los patines dibuja. La nena en patines dibuja y no quiere darse cuenta de que se perdió en un cajón. ¿Estás ahí, en el cajón? No. Creo que te convertiste en una sweater y una imagen borrosa en el hemisferio derecho porque la distancia lo cambia. Y el hemisferio izquierdo volvió a concertarse y funciona a pleno.
Y la normalidad te absorbe y la distancia te desaparece, y ya no tenés lugar para jugar.

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